Es una obra del pintor escultor Agustín Ibarrola realizada pintando en los troncos de los árboles, principalmente pinos, figuras humanas animales y geométricas, algunas de los cuales solo se hacen visibles desde posiciones determinadas, en las que las imagenes de distintos troncos forman una imagen conjunta.

Este museo animado se recorre libremente, sin itinerarios prefijados ni orden establecido. Durante el paseo, el visitante contemplará las pinturas de los árboles desde distintos ángulos, mientras juega a componer figuras y a sorprenderse con sus propias creaciones.
Una sensación probablemente muy cercana a la que desarrollaron los hombres y mujeres de la prehistoria cuando dejaban impresos en las paredes de las cavernas los dibujos de los animales y del entorno con el que convivían.